El papel de las familias en la educación de los hijos

Reflexiones de Inaki Gabilondo sobre el castigo judicial a los vándalos de Pozuelo, 3 meses sin salir después de las 10 de la noche. Sentencia mal recibida por las familias que apoyan a sus hijos. Gabilondo lo califica de fracaso educativo español.

Estilos educativos familiares

Cortometraje del IVACE de Valencia sobre estilos educativos familiares e indisciplina.

Parents As Teachers

Parents As Teachers

Por no parecer fachas (Juez Calatayud)

Entrevista realizada al juez de menores de Granada, D. EMILIO CLATAYUD por el periodista Víctor M. Amela, el 7 de junio de 2007. 

Me cita en una terraza de la plaza Aliatar, corazón del Albaicín, alma de la vieja Granada. Llega en su moto, se quita el casco y pide una caña. Le ofrezco unos caracoles picantes, y se excusa: «Yo, no… las almorranas…». Acabamos de conocernos y ya habla claro. Es de los que van al grano y sólo teme una cosa: apartarse del sentido común. «¡Es de sentido común!», me repite al referirse a sentencias que le han hecho popular… y respetado… y querido. Al día siguiente, me paso por el Museo del Sacromonte y el taquillero me pregunta: «¿Es usted periodista? Le vi ayer hablando con el juez Calatayud…». Asiento. «No sabe usted lo que ese hombre ha hecho aquí por muchos chicos. ¡Ha hecho tanto por Granada…! Ese hombre es muy importante, puede decirlo». 

Hábleme de usted. 
Tengo 51 años. Soy manchego del Albaicín. Nací en Ciudad Real y hace 23 años que vivo en Granada. Soy juez de menores. Estoy casado y tengo dos hijos: Emilio, de 21 años, y Alba, de15. ¿Política? ¡Inconformista! Creo en Dios, soy católico, pero poco practicante. ¿Afición? No hacer nada y descansar. 

¿Cuál ha sido su última sentencia? 
Ha sido para dos niños pijitos de 16 años que habían hecho unas gamberradas… Ellos esperaban que los condenase a un trabajito por escrito… ¡Ja! Los he enviado dos días a servir al comedor de indigentes. 

¿Cómo son los menores que llegan a su juzgado? 
Antes la mayoría eran de familias marginadas. Ahora casi no hay diferencias por clases, me llegan muchos de familias de clase media y media alta. ¿Acusados de qué? 
Vandalismo, desórdenes públicos, conducir alcoholizados, lesiones, robos… También he juzgado 40 violaciones y 30 asesinatos.

¿A cuántos menores lleva juzgados? 
Soy juez de menores desde hace casi 20 años, a 600 casos por año… ¡multiplique! Doce mil sentencias… cuya creatividad le ha dado fama: los condena a hacer cosas. Lo único que hago es creerme la ley. 
¿En qué sentido? 
La ley ofrece recursos a los jueces para que intentemos que el delincuente regrese a la comunidad de modo constructivo. 

No le gusta encerrar a los menores. 
Hay delitos en los que el internamiento es automático. Pero en los restantes… creo que hay modos más eficaces de apartar al menor de los comportamientos delictivos. 
¿Por ejemplo? 
Siempre tengo a un par de chicos lijando la fachada de mi juzgado… La voz se corre: hay menos pintadas ahora en Granada. 

Cuénteme alguna de sus sentencias. 
La primera que llamó la atención, en 1990, la impuse a un chavalín de 14 años que robaba televisores y vídeos en grandes almacenes con gran pericia. ¡Todo un fenómeno! 
¿Qué condena le impuso? 
Lo envié al reformatorio de San Miguel, pero luego me enteré de que no sabía leer, así que le dije: «Si aprendes a leer y escribir, te suelto». ¡Y a los dos meses había aprendido, el muy espabilado! Y le di libertad vigilada. Quizá le ayudó a ser un ratero letrado… 

El otro día un hombretón de 90 kilos y casi 30 años me abrazó, me plantó un beso en plena calle y me dio las gracias. Lo reconocí: a los 16 años era un hijoputilla… y hoy es un fenómeno de la electricidad.

¿Se emociona, juez? 
Es como aquel pobre que desde chico recogía aceitunas… sin escolarizar, sin saber leer ni sumar. Uno mayor le enredó para que robara material de una obra, y me llegó. «En seis meses te examinaré de leer, escribir y las cuatro reglas», le condené. Y con clases de apoyo… ¡no me salió un Cervantes, pero aprobó! 
¿Qué otro tipo de sentencias dicta? 
A un chulito, maltratador de colegio, lo he enviado a servir el catering en un centro de paralíticos cerebrales. Según el caso, los envío por horas a ayudar en los comedores de indigentes, en la Cruz Roja, en los centros de Cáritas para ancianos, en asociaciones de vecinos (a los que la lían en un barrio), al cuerpo de bomberos, a alistarse al ejército…

¿Más provechoso que estar encerrados? 
Tengo ahora a 900 menores en libertad vigilada. A los chicos de la costa los coloco en grupos de asistencia a pateras en las que llegan menores. O a limpiar playas… 

Eso será sólo en verano. 
Es que tengo sentencias de temporada: en Navidades, a niñas que roban en grandes almacenes las tengo ayudando en campañas de recogida de juguetes para niños pobres. 

Arguménteme estas originales medidas. 
Para que un menor no reincida, lo primero es que sea consciente de lo que ha hecho. Y de que vivimos en comunidad. Estos servicios a la comunidad les ayudan a entender. 

Acumulará mil anécdotas… 
Tengo a uno de mis choricillos condenado a servir durante 50 horas en las oficinas de una asociación de mujeres tetrapléjicas. Les arregla cosas, les hace recados… ¡Ahora esas mujeres acaban de publicar una carta en la prensa, rogándome públicamente que le baje la condena, que es muy buen chico, ja, ja…! 

Les llama usted «mis choricillos»… 
He juzgado a choricillos de la edad de mis hijos. ¡Eso influye…! Al marginado le ayudo a estudiar y a sacarse el graduado escolar; y al pijito, a servir a los demás. ¡Ah, y tengo a muchos en la limpieza del botellón! 

Granada tiene fama de botellonera… 
Sí. Les condeno a levantarse a las siete de la mañana, y ¡a limpiar plazas y calles! 
¿Tiene a tantos chicos como chicas? 
La chica se ha masculinizado, en el sentido agresivo del término: hace 20 años me llegaba un 7% de chicas… y ahora es ya un 20%. ¡Y en maltratos, ya casi hay paridad! 
¿A qué tipo de maltratos se refiere? 
Maltratos de los hijos a sus padres. Chantajes, coacciones, golpes… Son los casos que más veo aumentar, semana a semana… 
¿No le parece espantoso? 
Los padres tienen poca autoridad a ojos de sus hijos. Los hijos ya no les respetan. Y muchos padres, desesperados, tienen que denunciar a sus propios hijos por malos tratos. 

¿Cómo se llega a tan horrible situación? 
Fácil: dé usted al niño todo lo que pide, no le obligue a nada en casa, no le afee las malas conductas, desautorice a sus profesores… 
¡Fallo de los padres, por lo tanto! 
Sí: por miedo a parecer fachas, muchos padres no se han atrevido a poner límites a sus hijos. Y queriendo ser sus coleguillas… ¡les han dejado huérfanos! 
¿Mejor volver al ordeno y mando? 
Un niño necesita padres, y un padre es alguien que marca límites, que dice: «Hijo, te quiero mucho y por eso ahora te digo NO». ¿Usted lo ha hecho así? – Con peloteras, sí… pero ejerzo de padre.

Decálogo para formar delincuentes

Seguro que os acordáis del juez de menores de Granada, Emilio Calatayud conocido por sus sentencias ejemplares y sus famosos vídeos, algunos recogidos en este blog. Pues ha publicado un libro titulado «Reflexiones de un juez de menores» (Dauro, 2007) en el que inserta este «Decálogo para formar un delincuente»:
1. Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.
2. Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto le animará a hacer cosas más graciosas.
3. No le regañe ni diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
4. Recoja todo lo que el deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.
5. Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente esté llena de basura.
6. No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.
7. Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el dia en que su familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.
8. Dale todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.
9. Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comidas y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustaciones.
10. Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.

Be Happy

Un mundo de niños.

15 días

Corto animado «15 dias en Agosto»

La comunicación familia-escuela

Vídeo didáctico sobre habilidades de comunicación social en la escuela. En él se muestran tres formas de abordar una relación comunicativa (utilizando como ejemplo la entrevista entre un profesor y una madre en la tutoría). Cada una de las secuencias presenta, y analiza posteriormente, un estilo de comunicación por parte del profesor: el estilo agresivo, el estilo inhibido y el estilo asertivo. Se dan pautas y ejemplos concretos de qué estrategias utilizar en un estilo asertivo de tal forma que la relación de comunicación se convierta en una relación de cooperación entre la familia y la escuela.

Resolución conflictos (familia)

El papel de la familia a la hora de resolver los conflictos. Conferencia de María Méndez.

Emilio Calatayud Pérez – Lección Magistral (2)

Emilio Calatayud Pérez – Lección Magistral (1)

Emilio Calatayud Pérez es un campechano Juez de Menores de Granada. Con un verbo demoledor, este padre de familia da una lección magistral sobre lo que implica tener hijos. No cometas el error de no ver este vídeo.

Emilio Calatayud Pérez (Ciudad Real, 22 de diciembre de 1955) es un magistrado español, juez de menores de Granada conocido por sus sentencias ejemplares.
Sus sentencias educativas han bajado la delincuencia en Granada y han aumentado el número de menores que no reinciden en el delito. En casi 20 años, el «padrazo» ha juzgado a más de 10.000 jóvenes a los que, siempre que puede, da esa segunda oportunidad que todos alguna vez hemos necesitado.

Según el propio Emilio:
» Mi mayor satisfacción es que ahora estén aquí, sentados a mi lado, rehabilitados, contentos con sus nuevas vidas. ¿Cuándo un juez se encuentra así, amigablemente, como yo hoy, con tres de sus antiguos condenados?» Emilio Calatayud lo dice con auténtico orgullo. Junto a él, Jesús Antonio, Enrique y Federico sonríen a quien todos en Granada conocen también como el «padrazo», el juez de Menores más conocido de España, aquél de las condenas ejemplares que en cada chaval jamás ve a un mero «delincuente», sino a «un joven que cometió un delito» y, aun más, a una víctima de un sistema social que demuestra fracasar cada mañana en la que él vuelve a condenar a un crío. Ante esa instancia, su desafío es claro: rehabilitar sin encerrar a quienes han delinquido, trabajar con ellos en el mismo entorno en el que cometieron sus faltas.

Lleva 17 años intentándolo, e incluso lográndolo: el 82 por ciento de los menores que cumplen condenas en el régimen de medio abierto –libertad vigilada y prestación de servicios al beneficio de la comunidad– no reincide en el delito. «Hoy ya evitamos incluso que un 70 por ciento de los menores vaya en un futuro a prisión –explica–, un gran logro de los profesionales que trabajan conmigo y de los que yo soy sólo la cabeza más visible.»
Añadido: 22 de septiembre de 2007