HABILIDADES SOCIALES Y EDUCACIÓN EN VALORES
Las habilidades sociales necesitan de dos requerimientos previos para conseguir competencia social:
– El trabajo en el crecimiento moral, en la aceptación y desarrollo de los valores morales.
– El desarrollo de las habilidades cognitivas interpersonales del alumno, que le permitirán valorar el diálogo y el consenso por encima del uso de la fuerza.
Una vez conseguidos dichos objetivos nos será de gran utilidad el empleo del método estructurado de Goldstein y colaboradores (1989) y el de control emocional de Goleman (1996); en ellos encontraremos actividades pautadas en relación con saber escuchar, pedir favores, quejarse, disculparse, enfrentarse a tensiones, presiones, saber consensuar, etc.
Educar en la adquisición de valores favorece el desarrollo de las dimensiones afectivas de la persona y un comportamiento coherente con el orden social. Es especialmente importante el trabajo relativo a los seis estadios de desarrollo moral, propuesto por Piaget (Kohlberg, 1992) con una visión evolutiva, ya que concreta los niveles de progresión en el razonamiento moral por los que pasa una persona. Los pasos progresivos hacia la madurez, propuestos como seis estadios, se formulan en los siguientes términos, teniendo en cuenta la razón por la que actuamos de una manera determinada:
- Heteronomía: por miedo al castigo.
- Egoísmo mutuo: porque queremos o no queremos que los otros actúen con nosotros de la misma manera.
- Expectativas interpersonales: por no quedar mal ante el grupo de iguales, lo que cuenta es la lealtad a los compañeros, aunque a veces sólo sea por quedar bien o gustar a los demás.
- Responsabilidad y compromiso: porque tenemos que mantener la palabra dada ante nuestro grupo de más apego; es el inicio en el sistema social, la conciencia y la autonomía.
- Todos tienen derecho: porque como humanos tenemos el derecho y el deber de hacerlo así por un sentido de la responsabilidad, por el cumplimiento de una especie de contrato social; se incrementa la seguridad y se va más allá del grupo cercano.
- Todos somos iguales: porque, sin tener en cuenta si lo que hacemos nos lo han mandado o no, actuamos por principios éticos universales.
Como profesores, es importante averiguar cuál es el camino que le falta recorrer a cada alumno, a fin de poder ayudarles en su desarrollo hacia la madurez. Para ello debemos observar qué razón, de las seis señaladas, incita al alumnado a actuar, pues así sabremos cómo se relacionan los chicos con los demás y con ellos mismos.